martes, 15 de noviembre de 2011

Momento

Deseas escapar,
no soportas la monotonia de esos cuatro acordes.
Deseas escapar,
desear irte,
deseas cambiar.

Estas cansado de consumirte en el fuego de una vela
que ya no consigue quemarte
pero que te arrulla en  el constante martillar caluroso
de una tarde de sol en la realidad.

Deseas escapar, lo deseas con todas tus fuerzas,
lo deseas mas que a nadie.
Le ruegas al creador en el que nunca creíste
que te deje abandonar este cielo tallado a su voluntad.

Ahora
miras el cielo y las nubes,
miras la calle,
miras el reflejo de tus ojos en la ventana.

Estas atrapado dentro de ti,
llevas rondando el mismo laberinto desde que naciste,
estas perdido en tus pensamientos
mientras los externo no te toca,
porque tu no sabes tocar.

La puerta que cerraste no quieres abrir jamás,
sin embargo giras la chapa deseando no encontrar nada.
La luz entra y enceguece tus ojos,
te sientes infimo ante la grandeza de lo desconocido.

Deseas escapar de nuevo,
pero te es imposible, ya escapaste,
abandonaste tu hogar.

Buscas otra vez tu reflejo, no lo encuentras,
piensas ahora que la felicidad debería acompañarte, pero no lo hace.

Miras el abismo desde abajo y realizas que ya no eres, ya no estas,
desde este punto ya nada será igual,
tendrías que escalar mucho para retornar.

Escapaste hacia el lugar equivocado,
¿que mas da?
Si no importaste para ellos,
¿porque ellos habrían de importar?

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