Abrí el frasco y tome una pastilla. Solo una como había recetado el doctor meses atrás. Mire a mi ventana y lo vi de nuevo todo igual; Las nubes andaban con su calma velocidad y las personas aparentaban ser felices como siempre por la calle. Di un respiro y pensé en ti, sabia que llegarías dentro de poco.
El doctor dijo que no debía preocuparme si sentía que vivía en un tiempo circular, que era normal y que dentro de poco me mejoraría y me sentiría mejor. Si veía todo igual y percibía el mundo de la misma manera siempre solo debía tomar una de esas pastillas que me harían ver como el mundo se movía.Una sola pastilla me haría ver los maquiavélicos procesos de la sociedad cotidiana.
A veces dudaba si me mantenían drogado para evitar que me diera cuenta de la realidad, como si estuviera viviendo en una especie de Matrix. El doctor siempre repetía que no debía preocuparme, que si tomaba la pastilla el mundo se revelaría ante mis ojos. Entre esos pensamientos encendí un cigarrillo y lo fume despacio. Me concentre en su sabor mientras miraba el mundo fuera de mi ventana. Sentí como se me deslizaban las oportunidades entre los dedos mirando desde una ventana y desee con todas mis ganas estar viviendo en el mundo externo, desee vivir fuera de mi mente.
Mire de nuevo a las familias caminando por las calles y deseé yo también poder fingir alegría, tristemente la enfermedad que se me había diagnosticado se conocía como sinceridad, no tenia la capacidad humana para mentir. Por eso me drogaban, porque no podía engañarme y así ser feliz.
Así que mire el frasco de las pastillas una vez mas. Lo pensé bastante mientras inhalaba el humo sabor carbón de mi cigarrillo, luego, lo abrí y tome un puñado de pastillas. Me mire la mano y trate de controlar mi respiración, inhale de nuevo. Parpadeé tres veces y me fije en el reflejo que se posaba sobre el vidrio. Abrí la ventana con mi puño cerrado, sentí por primera vez el aire sucio y delicioso de la ciudad. Empezaron a brotar de mis ojos lagrimas, saque mi cabeza por la ventana y me pelo largo empezó a moverse con la brisa.
Di un paso más hacia la ventana y mire mi mano de nuevo, intente inhalar pero ahora solo me quedaba la colilla. La bote al suelo. Di quizá la respiración más definitiva de mi vida y posando mi puño fuero de la ventana deje caer todas mis pastillas al suelo, deje caer la mentira con la que había vivido los últimos años.
Al tocar la ultima pastilla el suelo entraste tu por la puerta. Me saludaste y me preguntaste si me había tomado mi pastilla, te respondí que si y te dije de paso que no te había extrañado. Te acercaste a mi y me pusiste mi camisa de fuerza. me llevaste a mi cama y me acostaste a dormir. Desde que cerraste la puerta diciendo que vendrías luego a revisar mis signos vitales no te volví a ver nunca. Desde que cerraste la puerta, no volví a ver nada.
Amanecí muerto a la mañana siguiente.