domingo, 25 de septiembre de 2011

Una mañana más

Es inevitable abrir los ojos en la mañana y no darse cuenta que el día anterior ya paso, ya esta enterrado.Es algo imposible de ignorar, es algo que hace parte de la condición humana. Más alla de eso, es algo que hace parte de la realidad.

El tiempo pasa y no se detiene. Las manecillas del reloj se mueven bastante lento para las juventudes expectantes y bastante rápido para los viejos. El tiempo nunca corre a favor de nadie.
Caen las hojas del árbol en el que estoy sentado y parecen todavía muy jóvenes para morir, Hace pocos segundos seguro estaban vivas.

Todo siempre muere muy joven, nunca en el momento adecuado. Por eso es que darse cuenta que un día nuevo empieza es pedirle a gritos al reloj que se detenga. Todo pasa muy rápido y es inevitable, porque creemos que es suficiente con solo abrir los ojos y caminar como maquinas vivientes.

Corren y corren los días y seguimos viviendo como dementes, seguimos caminando siempre ignorando lo elocuente.Andamos, oímos,amamos,tocamos,dormimos,comemos,sentimos,lloramos, vemos. Cuando menos lo esperamos sucumbimos ante la tentación que es el recuerdo, y recordamos, y nos damos cuenta que se nos acabo el tiempo. Nuestra vida entonces se pulverizo con los años, el humo y el aire, que no se pueden distinguir el uno del otro. Y nuestra vida, en un segundo aparente, se ha marchitado como las hojas del suelo, esta seca y delgada. Nuestra vida, ya no da más.

Cuando nuestra vida ya no da mas, le rogamos al dios en el que nunca creímos y al tiempo que siempre maldijimos que nos regale solo una mañana más, un día para vivir como siempre lo debimos haber hecho. Una sola mañana, una nueva oportunidad.

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