jueves, 16 de junio de 2011

Todo indicaba que no llevaba mis zapatos puestos

Estaba estudiando, tenia examen al día siguiente. Estaba sentado en una silla de cuero leyendo y subrayando lo importante. Afuera, al otro lado del silencio, al otro lado de mi ventana, allá en ese mundo inhóspito y repugnante que nos pintan, allá, sonó una explosión.

Fue un sonido estruendoso, casi como el de un trueno. En realidad creí que había sido uno. Lo ignore, seguí trabajando y mi mundo volvió a aislarse del de los demás.

Seguí subrayando y haciendo mis cosas hasta que escuche el grito de un hombre acompañado de la sirena una ambulancia y al fondo el sonido de un hombre con lo que creo debía ser un megáfono, El hombre pedía calma.

Este escándalo causo en mi una intensa curiosidad. Así que arroje mis papeles de la mesa en un impulso carente de sentido y me asome a la ventana.

La vista al otro lado del cristal era espantosa y acelerada, en fin, caótica. Afuera todo se bañaba con los epilépticos colores de las sirenas de ambulancia, afuera la gente corría hacia todos lados, corría escapando de un destino que no sabían por donde los atacaría.

Luego, ¡BUM! todo el caos se multiplico por dos. La gente siguió corriendo pero derepente un hombre desplegó un grito agónico. Todos, cobardes, lo miraban aterrorizados y se alejaban de el. El hombre mientras tanto, se retorcía en el suelo como un insecto al que acaban de aplastar. El hombre gemía entre su charco de sangre, la gente se alejaba de el.

De nuevo el hombre agonizante gritó. Lo miré desde mi ventana y sentí escalofríos por todo mi cuerpo, sentí una convulsión diminuta, sentí que debía ayudar a aquel hombre. Antes de salir mire por la ventana una ultima ve vez, me di cuenta que el hombre que estaba sufriendo, no llevaba zapatos.

Salí corriendo sin tomar ninguna precaución al respecto. No estoy seguro si cerré mi puerta o no. Bajé las escaleras a toda prisa, no tome el ascensor porque se demoraría demasiado. Me percate que el piso estaba frío cuando iba por el 2do piso.

Cuando llegue al primer piso, mire al portero y le dije que me abriera, se lo ordene con tiranía. La angustia cancela todo tipo de cortesías. Me dijo, que no me iba a abrir, así que le grite bruscamente que me abriera. Sé que cualquiera que me hubiera visto en esta situación hubiera pensado que estaba loco, un hombre en la noche, gritando en su portería insultos, sin duda es fácil de juzgar. Después de varios gritos, el portero intentando contener su ira, se dirigió a mi diciendo que podía ser peligroso, que acababan de estallar dos bombas a dos cuadras de distancia. Le dije que no me importaba, que justamente por eso tenia que salir. El portero abrió, y yo salí corriendo a toda prisa.

El suelo en la calle estaba mojado, lo pude notar mientras corría. Daba pasos acelerados sin mirar al suelo, casi me caigo un par de veces. Finalmente, empecé a escuchar el caos cada vez mas fuerte en mi cabeza, empecé a ver el reflejo de las sirenas en mi cara. Seguí corriendo, hasta que llegue al parque donde todos corrían escapando su destino.

Al intentar entrar al lugar de la explosión, un policía me detuvo y me pregunto gritando: “¿que si estaba loco?, que había posibilidad que estallara otra bomba.” Yo le grite: “como no están ayudando al señor que agoniza en el suelo.”El policía me miro extrañado y me dijo: “ Afortunadamente no ha habido heridos, no se usted de que me esta hablando.” Corrí, me escape del policía y escuche voces que decían:
“ Esta loco, Esta loco.” Seguí corriendo en busca del hombre, No vi nada.

De repente ¡BUM! Ahora era yo quien gritaba agónicamente, ahora era yo quien se retorcía como un escarabajo, ahora era yo el que veía pasar a las personas corriendo a mi alrededor . Grite de dolor mientras sentía una extraña viscosidad en mis pies, Asumí que era mi sangre. Empezó a caer una pequeña llovizna, me empecé a retorcer del frío y del dolor, Mis pies se congelaban, Ya casi no los podía sentir. Todo indicaba que no llevaba mis zapatos puestos.

Fin.

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