jueves, 13 de diciembre de 2012
Se acabó la clase
Y la vida se nos va como una clase que termina.
Y se va y se va y se fue y ya no queda juego ¡ya no más!
Y las ansias del silencio se hacen pasta universal
Y las miradas de lo honroso se averguenzan de simular.
Nos vamos pudriendo entre tanto celebrar
Y nos hemos olvidado de la manera de lograr,
La muerte nos llego a mitad de camino
Y nos rendimos en el animo de quien se va.
Los reflejos de lo interno se dibujan en color y soledad
Y las paredes que se encierran no dejan divisar la verdad.
El horizonte diluido en espirales de vapor
Y las campanas que sonaban empezaron a alternar.
La marcha funebre de lo desconocido
Dejo abierta la puerta y nos mostró su realidad,
La canciones y los pianos ya alguna vez sonaron
Y nosotros nos perdimos en aquel ultimo campanaso.
Y la vida se nos va en un atardecer que se derrite
Y vivimos en una banda electrica circular,
La matrix es nuestro dios y unico pastor
Y con las fachadas la clase ya termino.
Silencio.
miércoles, 5 de diciembre de 2012
Ulcera de Navidad
Aún falta tiempo para las doce
y de manera terminal
las dulces luces del retorno
ya queman con su energía.
El plastico incinera y se derrite
mientras las ampollas se llenan de sangre,
La espera del salvador otra vez se repite
y los suicidios en esta ciudad siguen en aumento.
Gota a gota el plazo se vence
y la piel flagelada hace ulcera en el alma.
Las soledades se extienden por este cementerio antes verde
y las compañías transfiguran en pesebres.
Los camellos desidratados se ahogaron
en los espejismos del desierto,
el horizonte se pinto muy claro
y al final solo hubo muros y aceras.
Todo gris,
gris frío y pálido.
No quedaron más estrellas,
una a una, apuñaladas, las colgaron en el árbol.
No hay más, ni una sola,
ni siquiera luna, ni siquiera auroras.
Y ahora que solo resta sentarse a esperar,
yo no, yo no estoy devastado.
Yo aquí en mi indiferencia
no abandono la zona de confort
y entre unos murmullos de fe, sé,
que los suicidios siguen aumentando en navidad.
y de manera terminal
las dulces luces del retorno
ya queman con su energía.
El plastico incinera y se derrite
mientras las ampollas se llenan de sangre,
La espera del salvador otra vez se repite
y los suicidios en esta ciudad siguen en aumento.
Gota a gota el plazo se vence
y la piel flagelada hace ulcera en el alma.
Las soledades se extienden por este cementerio antes verde
y las compañías transfiguran en pesebres.
Los camellos desidratados se ahogaron
en los espejismos del desierto,
el horizonte se pinto muy claro
y al final solo hubo muros y aceras.
Todo gris,
gris frío y pálido.
No quedaron más estrellas,
una a una, apuñaladas, las colgaron en el árbol.
No hay más, ni una sola,
ni siquiera luna, ni siquiera auroras.
Y ahora que solo resta sentarse a esperar,
yo no, yo no estoy devastado.
Yo aquí en mi indiferencia
no abandono la zona de confort
y entre unos murmullos de fe, sé,
que los suicidios siguen aumentando en navidad.
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